EL LENGUAJE DEL ADIÒS 

LECCIÒN NOVIEMBRE 01

Transformación a través de la pena

Estamos luchando por la aceptación en la recuperación, la aceptación de nosotros mismos, de nuestro pasado, de otras personas y de nuestras circunstancias actuales. La aceptación trae paz, curación y libertad, la libertad para cuidar de nosotros mismos.
La aceptación no es un proceso de un solo paso. Antes de lograr la aceptación, vamos hacia ella atravesando etapas de negación, de ira, de negación y de tristeza. A estas etapas les llamamos el proceso de pena. La pena puede ser frustrante. Puede confundirnos. Podemos vacilar entre la tristeza y la negación. Nuestras conductas pueden ser vacilantes. Puede ser que los demás no nos entiendan. Puede ser que tampoco nosotros nos entendamos a nosotros mismos ni a nuestra conducta mientras estamos penando por nuestras pérdidas. Luego, un día, las cosas comienzan a aclararse. Se levanta la neblina y vemos que hemos estado batallando para afrontar y aceptar una realidad en particular.
No te preocupes. Si hemos estado dando pasos para cuidar de nosotros mismos, atravesaremos este proceso exactamente al ritmo correcto. Sé comprensivo contigo mismo y con los demás por la manera tan humana como atravesamos la transición.
Hoy aceptaré la manera en que atravieso el cambio. Aceptaré el proceso de pena y sus etapas como la forma en que la gente llega a aceptar la perdida y el cambio.

VIDEO
https://youtu.be/ipJHV03Si4Q

 

 LECCIÒN NOVIEMBRE 02

El proceso de pena

Experimentando por completo la pena por nuestras pérdidas es la manera como nos sometemos al proceso de la vida y de la recuperación. Algunos expertos, como Patrick Carnes, llaman a los
Doce Pasos “un programa para lidiar con nuestras pérdidas, un programa para lidiar con nuestra pena.”
¿Cómo experimentamos la pena?
Difícilmente. Imperfectamente. Por lo general, con gran cantidad de resistencia. A menudo con ira y con el intento de negociar.
Finalmente, sometiéndonos al dolor.
El proceso de pena, dice Elisabeth Kubler - Ross, es un proceso de cinco etapas: negación, ira, regateo, tristeza y, finalmente, aceptación. Así es como experimentamos la pena; así es como llegamos a aceptar; así es como perdonamos; así es como respondemos a los muchos cambios que nos da la vida.
Aunque este proceso de cinco etapas se ve muy nítido sobre el papel, no es así de claro en la vida real. No lo atravesamos por compartimientos. Por lo general lo atravesamos dando tumbos, pataleando y gritando, yendo para adelante y hacia atrás, hasta que alcanzamos ese pacífico estado llamado aceptación.
Cuando hablamos acerca de “asuntos no resueltos” de nuestro pasado, por lo general nos estamos refiriendo a las pérdidas que no hemos terminado de penar. Estamos hablando de que nos hemos quedado atorados en alguna parte dentro del proceso de pena. Por lo general, en el caso de hijos adultos de alcohólicos y codependientes, el lugar donde nos hemos quedado atorados es en la negación. Atravesar la negación es la primera y más peligrosa etapa de proceso de pena, pero es también el primer paso hacia la aceptación.
Podemos aprender a entender el proceso de pena y cómo se aplica éste a la recuperación. Incluso los cambios buenos en la recuperación pueden conllevar una pérdida y, en consecuencia, la pena. Podemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos y a los demás comprendiendo este proceso y familiarizándonos con él. Podemos aprender a experimentar por completo la pena por nuestras pérdidas, a sentir nuestro dolor, a aceptar y a perdonar, para que podamos sentir alegría y amor.
Hoy Dios mío, ayúdame a abrirme al proceso de penar por mis perdidas. Ayúdame a permitirme atravesar el proceso de pena, aceptando todas las etapas para que pueda lograr paz y aceptación en mi vida. Ayúdame a aprender a ser amable conmigo mismo y con los demás mientras dura este proceso tan humano de curación.

 VIDEO
https://youtu.be/qHCN2JHvup4

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 03

Negación

La negación es campo fértil de cultivo de las conductas que llamamos codependientes: controlar, concentrarnos en los demás y descuidarnos a nosotros mismos. La enfermedad y conductas compulsivas o adictivas pueden también surgir durante la negación.
La negación puede ser confusa porque se parece a dormir. No estamos realmente conscientes de lo que estamos haciendo hasta que hemos terminado de hacerlo. Forzarnos a nosotros mismos –o a cualquier otra persona- a enfrentar la verdad, por lo general no ayuda. No enfrentaremos los hechos hasta que estemos listos. Tampoco, parece, los enfrentará nadie más. Podemos admitir la verdad por un momento, pero no nos permitiremos hacernos saber que lo sabemos hasta que nos sintamos suficientemente a salvo, seguros y preparados para lidiar con ella y superarla.
Hablar con amigos que nos conocen, nos aman, nos apoyan, nos alientan y nos afirman nos ayuda.
Ser amables, amorosos con nosotros mismos y afirmarnos nos ayuda.
Pedirnos a nosotros mismos y a nuestro Poder Superior que nos guíe al atravesar el cambio, nos ayuda.
El primer paso hacia la aceptación es la negación. El primer paso para superar la negación es aceptar que podemos estar en negación, y luego gentilmente permitirnos a nosotros mismos avanzar.
Dios mío ayúdame a sentirme suficientemente a salvo y seguro hoy para aceptar lo que necesito aceptar.

 

 VIDEO
https://youtu.be/Pp4Iud1Uneo

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 04

Ira
Sentirse enojado –y, a veces, el acto de culpar- es una parte natural y necesaria de la aceptación de la pérdida y el cambio, de la pena. Podemos permitirnos a nosotros mismos y a los demás enojarnos mientras vamos de la negación a la aceptación.
Mientras llegamos a aceptar la pérdida y el cambio, podremos culparnos a nosotros mismos, a nuestro Poder Superior o a los demás.
La persona podrá tener relación con la pérdida o ser un inocente espectador. Podemos escucharnos decir a nosotros mismos: “ Si tan solo él hubiera hecho eso... Si él no hubiera hecho eso...¿Por qué Dios no hizo las cosas de otra manera?...” Sabemos que culpar no ayuda. En la recuperación, las contraseñas son autoresponsabilidad y responsabilidad personal, no culpar. En último término, el sometimiento y la autoresponsabilidad son los únicos conceptos que nos pueden llevar hacia delante, pero para llegar ahí podemos necesitar darnos permiso de sentirnos enojados y de ocasionalmente incurrir en el reproche.
Es útil, al tratar con los demás, recordar que ellos, también, pueden necesitar atravesar su etapa de enojo para lograr la aceptación. No permitir a los demás, o a nosotros mismos, atravesar la ira y el culpar puede retardar el proceso de pena.
Confiemos en nosotros mismos y en el proceso de pena. No nos quedaremos enojados para siempre. Pero podemos necesitar ponernos furiosos un rato mientras indagamos qué hubiera podido ser, para finalmente aceptarlo como es.
Dios mío, ayúdame a aceptar mi ira y la de los demás como una parte normal para lograr la aceptación y la paz. Dentro de ese marco, ayúdame a esforzarme por la responsabilidad personal.

 VIDEO
https://youtu.be/O_lAPYnlwL4 

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 05

 Hagamos un trato

La relación simplemente no estaba funcionando, y yo quería tanto que funcionara. Seguía pensando que si me hacía lucir más hermosa, si tan sólo trataba de ser una persona más amorosa, más amable, entonces él me amaría. Me volteé al revés para ser algo mejor, siendo que como era estaba bien. Sencillamente no podía ver lo que estaba haciendo, hasta que seguí adelante y acepté la realidad.
Anónimo
Una de las partes más frustrantes de la aceptación es la etapa del regateo. En la negación, hay felicidad; en la ira, alguna sensación de poder. En el regateo vacilamos entre el creer que podemos hacer algo por cambiar las cosas y el darnos cuenta de que no podemos hacerlo.
Podemos alzar en alto nuestras esperanzas una y otra vez, tan solo para que nos las destrocen.
Muchos de nosotros nos hemos volteado al revés para tratar de negociar con la realidad. Algunos de nosotros hemos hecho cosas que parecen absurdas, en retrospectiva, una vez que hemos logrado la aceptación.
“Si trato de ser una persona mejor, entonces esto no sucederá.... Si me veo más bonita, si tengo la casa más limpia, si bajo de peso, si sonrío más, si me dejo ir, si me aferro con más fuerza, si cierro los ojos y cuento hasta diez, si me desgañito gritando, entonces no tendré que enfrentar esta pérdida, este cambio.”
Hay historias de los miembros de Al-Anón acerca de intentos de regateo con el beber del alcohólico: “Si tengo la casa más limpia, el no beberá... Si la hago feliz comprándole un vestido nuevo, ella no beberá... Si le compro a mi hijo un coche nuevo, dejará de usar drogas”.
Los hijos adultos de alcohólicos también han regateado con sus pérdidas: “Quizá si soy el hijo perfecto, mi mamá o mi papá me amarán y me aprobarán, dejarán de beber y me apoyarán en la forma como quiero que lo hagan”. Hacemos cosas grandes, pequeñas y regulares, a veces cosas locas, para resguardarnos del dolor que implica aceptar la realidad, para detenerlo o para ahogarlo.
Aceptar la realidad no tiene sustituto. Esa es nuestra meta. Pero en el camino, podemos tratar de hacer un trato. Reconocer nuestros intentos de regateo por lo que son –parte del proceso de pena- ayuda a que nuestras vidas se vuelvan gobernables.
Hoy me daré a mí mismo y a los demás la libertad para experimentar completamente la pena por las pérdidas. Me haré responsable, pero me daré permiso para ser humano.

 VIDEO
https://youtu.be/dIG-DFKzDW8

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 06

 Disfruta la vida

Haz algo divertido hoy.
Si estás relajado, déjate relajar, sin sentimientos de culpa, sin preocuparte acerca del trabajo sin hacer.
Si estás con seres queridos, déjate amarlos y deja que ellos te amen. Permítete sentirte cerca de ellos.
Permítete disfrutar tu trabajo, porque eso puede ser placentero también.
Si estás haciendo algo divertido, permítete disfrutarlo. ¿Qué te haría sentir bien? ¿Qué disfrutarías? ¿Hay algún placer posible que te puedas dar? Date el gusto.
La recuperación no implica nada más detener el dolor.
La recuperación es que aprendamos a hacernos sentir mejor; y luego es hacernos sentir bien.
Disfruta tu día.
Hoy haré algo divertido, algo que disfrute, algo sólo para mí.
Tomaré la responsabilidad de hacerme sentir bien.

 

 VIDEO
https://youtu.be/hF3UI5Xj8Nc

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 07

Relaciones

Hay un regalo para nosotros en cada relación que nos llega.
A veces, el regalo es una conducta que estamos aprendiendo a adquirir: desapego, autoestima, volverse suficientemente seguro para poder fijar un límite o adueñarnos de nuestro poder de alguna otra manera.
Algunas relaciones fomentan nuestra curación interior, la curación de algunos asuntos del pasado o de un asunto que estamos enfrentando hoy.
A veces nos descubrimos aprendiendo las lecciones más importantes de la gente que menos esperábamos que nos ayudara. Las relaciones pueden enseñarnos a amarnos a nosotros mismos o a alguien más. O quizá aprendamos a dejar que los demás nos amen.
A veces no estamos seguros de qué lección estamos aprendiendo, especialmente cuando estamos en medio del proceso. Pero podemos confiar en que la lección, el regalo ahí están. No tenemos que controlar nosotros este proceso. Lo entenderemos cuando sea tiempo.
También podemos confiar en que el regalo es precisamente el que necesitamos.
Hoy estaré agradecido por todas mis relaciones. Me abriré a la lección y al regalo por parte de cada persona en mi vida. Confiaré en que yo, también, soy un regalo en las vidas de otras personas.

 VIDEO
https://youtu.be/qDj71BosWwk

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 08

Seamos fieles a nosotros mismos

Esto por encima de todo: a vuestro propio ser sed fieles, y de ello se seguirá, como la noche sigue al día, que no podréis ser falsos con ningún hombre.
William Shakespeare
A vuestro propio ser sed fieles. Una afirmación fundamental para aquellos que nos quedamos atrapados en la tormenta de necesidades y sentimientos de los demás.
Escuchar al yo. ¿Qué es lo que necesitamos? ¿Se están satisfaciendo esas necesidades? ¿Qué sentimos? ¿Qué necesitamos hacer para cuidar de nuestros sentimientos? ¿Qué nos están diciendo nuestros sentimientos acerca de nosotros mismos y del rumbo que necesitamos seguir?
¿Qué queremos hacer o decir? ¿Qué nos están diciendo nuestros instintos? Confía en ellos, aunque no tengan sentido o se contrapongan con las reglas o las expectativas de otras personas.
A veces, las exigencias de otras personas y nuestras confusas expectativas acerca de nosotros mismos –los mensajes acerca de nuestras responsabilidades hacia los demás- pueden crear un lío grande, complicado.
Podemos convencernos incluso de que darle gusto a la gente, yendo en contra de nuestra naturaleza y no siendo honestos, ¡es lo más amable, lo más honesto que podemos hacer!
Eso no es cierto. Simplifica las cosas. Vuelve a lo básico. Deja ir la confusión. Al honrarnos y respetarnos a nosotros mismos, seremos sinceros con los que nos rodean, aunque les desagrademos momentáneamente.
A vuestro propio ser sed fieles. Palabra sencillas que describen una enorme tarea que nos puede hacer volver al camino.
Hoy me honraré, me apreciaré y me amaré a mí mismo. Cuando esté confundido acerca de qué hacer, me seré fiel a mí mismo. Me libraré de la influencia que los demás, y sus expectativas, tienen sobre mí.

 VIDEO
https://youtu.be/PlJ9Mkw75LY

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 09

Aceptamos amor

Muchos de nosotros hemos trabajado demasiado para hacer que las relaciones funcionen; algunas veces esas relaciones no tenían oportunidad porque la otra persona no estaba disponible o se rehusó a participar.
Para compensar la falta de disponibilidad de la otra persona trabajamos demasiado duro. Podemos haber hecho todo el trabajo o la mayor parte. Esto podrá enmascarar la situación por un rato, pero por lo general nos cansamos. Luego, cuando dejamos de hacer todo el trabajo, nos damos cuenta de que no hay relación, o ya estamos tan cansados que no nos importa.
Hacer uno todo el trabajo en una relación no es amar, dar o tener interés. Es una conducta autoderrotista y contraproducente para la relación. Crea la ilusión de una relación cuando de hecho puede no haber ninguna. Le permite a la otra persona ser irresponsable acerca de la parte que le toca. Como eso no satisface nuestras necesidades, finalmente nos sentimos victimados.
En nuestras mejores relaciones, todos tenemos periodos temporales en los que una persona participa más que la otra. Esto es normal. Pero cuando es una manera permanente de participar en las relaciones, nos deja sintiéndonos cansados, desgastados, necesitados y enojados.
Podemos aprender a participar en una cantidad razonable y luego dejar que la relación encuentre su propia vida. ¿Somos nosotros los que siempre llamamos? ¿Somos los que siempre iniciamos? ¿Somos los únicos que damos? ¿Somos el que hablamos de los sentimientos y se esfuerza por lograr la intimidad?.
¿Somos el único que espera, que tiene esperanzas, que trabaja?
Podemos dejarlo ir. Si la relación se va a dar, se dará y se convertirá en lo que estaba destinada a convertirse. No ayudamos a ese proceso tratando de controlarlo. No nos ayudamos a nosotros mismos, a la otra persona o a la relación tratando de forzarla o haciendo todo el trabajo.
Déjala estar. Espera y ve. Deja de preocuparte por hacer que ésta se dé. Ve qué sucede y esfuérzate en comprender si eso es lo que quieres.
Hoy dejaré de hacer todo el trabajo en mis relaciones. Me daré a mí mismo y a la otra persona la facultad de exigir que ambos participemos. Aceptaré el nivel natural que alcancen mis relaciones cuando yo haga mi parte y le permita a la otra persona elegir la suya.
Puedo confiar en que mis relaciones alcanzarán su propio nivel. Yo no tengo que hacer todo el trabajo; lo único que necesito es hacer la parte que me toca.

 VIDEO
https://youtu.be/pQ4xPLZjFNA

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 10

Creencias acerca del dinero

Estaba empezando en un empleo nuevo dentro de una corporación. Yo era eficiente en mi actividad. El gerente de personal y yo estábamos hablando de los detalles de la contratación y él me preguntó cuánto creía que merecía ganar. Lo pensé y le dije que 400 dólares al mes.
Esto era en los años sesenta. No quería pedir demasiado, de modo que decidí pedir la mínima cantidad con la que pudiera vivir. Me contrató y me dio lo que le había pedido. Tiempo después, cuando dejé ese trabajo, el gerente de personal me dijo que había estado dispuesto a pagarme lo que yo hubiera querido. Si le hubiera pedido 600 o hasta 700 dólares mensuales, que era un sueldo magnifico en esa época, me los hubiera dado. Me había limitado a mí mismo por lo que creía que merecía.
Anónimo
¿Cuáles son nuestras creencias acerca del dinero?
¿Creemos que el dinero es malo o que está mal tenerlo? Ninguna de las dos cosas. Es un artículo en la tierra, una necesidad. Es lo que la gente necesita para pagar muchas de sus necesidades básicas, así como lujos y gustos; es una de las maneras como se le recompensaba por su trabajo. Sin embargo, amar el dinero puede ser tan contraproducente como amar cualquier otro artículo. Nos podemos obsesionar con el dinero; lo podemos usar como un escape de las relaciones y de los sentimientos; lo podemos usar en forma compulsiva para ganar una sensación temporal de poder.
El dinero es simplemente dinero.
¿Creemos que hay escasez de dinero? Muchos de nosotros crecimos con un pensamiento de privación en lo concerniente al dinero: no hay suficiente. Nunca habrá suficiente. Si obtenemos un poco, podemos guardarlo y atesorarlo porque ya no hay más.
El dinero no está escaso. No tenemos por qué desperdiciar nuestra energía guardando resentimiento hacia aquellos que tienen suficiente. Hay mucho dinero aquí en la Tierra.
¿Cuánto creemos merecer? Muchos de nosotros nos estamos limitando a nosotros mismos por lo que creemos merecer.
El dinero no es malo. No hay escasez, excepto en nuestra mente y en nuestras actitudes. Y lo que creamos merecer, eso será lo que recibamos.
Podemos cambiar nuestras creencias por medio de afirmaciones, fijando metas, empezando por donde estamos y trabajando para llegar lentamente a donde queremos estar.
Hoy examinaré mis creencias acerca del dinero. Empezaré el proceso de dejar ir cualquier creencia autoderrotista que pueda estar limitando u obstaculizando la parte económica de mi vida.

 

VIDEO
https://youtu.be/kw0thZvLiOA

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 11

 Disciplina

Los niños necesitan disciplina para sentirse seguros; igual los adultos.
Disciplina significa comprender que hay consecuencias lógicas para nuestra conducta. Disciplina significa asumir la responsabilidad por nuestra conducta y las consecuencias. Disciplina significa aprender a esperar lo que queremos. Disciplina significa estar dispuestos a trabajar por lo que queremos. Disciplina significa aprender y practicar nuevas conductas.
Disciplina significa estar donde necesitamos estar, cuando necesitamos estar, a pesar de nuestros sentimientos.
Disciplina es el desempeño cotidiano de tareas, sean éstas conductas de recuperación o lavar los platos.
La disciplina implica confiar en que alcanzaremos nuestras metas aunque no podamos verlas.
La disciplina puede ser agotadora. Podemos sentirnos asustados, confundidos, inseguros. Más tarde, veremos el propósito. Pero esta claridad de visión generalmente no viene durante la época de disciplina. Podemos no creer incluso que estamos yendo adelante.
Pero estamos.
La tarea en épocas de disciplina es sencilla: escuchar, confiar y obedecer.
Poder Superior, ayúdame a aprender a someterme a la disciplina.
Ayúdame a estar agradecido porque Tú te preocupes por mí lo suficiente para permitir estas épocas de disciplina y de aprendizaje en mi vida. Ayúdame a saber que como resultado de la disciplina y del aprendizaje, algo importante se habrá resuelto en mi interior.


LECCIÒN NOVIEMBRE 12

 El momento preciso

Espera hasta que sea el momento. Es contraproducente posponer o
diferir las cosas; también es contraproducente actuar demasiado
pronto, antes de que haya llegado el momento.
A veces nos llenamos de pánico y emprendemos una acción por miedo. A
veces emprendemos una acción fuera de tiempo por venganza o porque
queremos castigar a alguien. Actuamos o hablamos demasiado pronto a
modo de controlar o de forzar a alguien a la acción. A veces
emprendemos una acción demasiado pronto para aliviar sentimientos de
incomodidad o de ansiedad acerca de cómo resultará una situación.
Una acción que se emprenda demasiado pronto puede ser tan ineficaz
como otra que se emprenda demasiado tarde. Puede salirnos el tiro
por la culata y provocar más problemas que los que resuelva. Por lo
general, si esperamos hasta que sea el momento preciso –a veces tan
sólo cuestión de minutos o de horas- la incomodidad se disipa y se
nos da la fuerza para cumplir lo que necesitábamos hacer.
En la recuperación estamos aprendiendo a ser eficaces.
Nuestras respuestas vendrán. Nuestras guía vendrá. Reza. Confía.
Espera. Deja ir. Se nos está conduciendo. Se nos está guiando.
Hoy dejaré ir mi necesidad de controlar esperando hasta que sea el
momento preciso. Cuando así sea, emprenderé la acción.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 13

Cuidemos de nosotros mismos

No tenemos que esperar a que los demás vengan en nuestra ayuda. No somos víctimas. No estamos desamparados.
Dejar ir los pensamientos equivocados significa que debemos darnos cuenta de que no hay caballeros de caballo blanco, ni abuelas mágicas mirándonos desde el cielo, esperando a rescatarnos.
Nos podrán llegar maestros, pero no nos rescatarán. Nos enseñaran.
Vendrá gente que se interese por nosotros, pero no nos rescatará.
Se preocupará por nosotros. Vendrá la ayuda, pero la ayuda no rescata.
Nosotros somos nuestros propios rescatadores.
Nuestras relaciones mejorarán dramáticamente cuando dejemos de rescatar a los demás y dejemos de esperar que nos rescaten.
Hoy dejaré ir los miedos y las dudas acerca de mí mismo que me impiden tomar una acción asertiva de acuerdo con lo que mejor me conviene. Yo puedo cuidar de mí mismo y dejar que los otros hagan lo mismo por ellos mismos

 

 VIDEO
https://youtu.be/RevY3fIHfXI

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 14

Dejemos salir nuestra ira

Está bien estar enojados, pero no es sano estar resentidos. Haciendo caso omiso a lo que hayamos aprendido cuando niños, sin importar los ejemplos que hayamos tenido, podemos aprender a lidiar con nuestra ira de maneras sanas para nosotros y para los que nos rodean.
Podemos tener nuestros sentimientos de enojo. Podemos ponernos en contacto con ellos, apropiarnos de ellos, sentirlos, expresarlos, liberarlos y acabar con ellos.
Podemos aprender a escuchar lo que nos está diciendo la ira acerca de lo que queremos y necesitamos para poder cuidar de nosotros mismos.
A veces, incluso podemos dar rienda suelta a sentimientos de enojo que no están justificados. Los sentimientos son sólo sentimientos; no hay moralidad en el sentimiento, únicamente en nuestra conducta.
Podemos sentirnos enojados sin lastimar o abusar de los demás ni de nosotros mismos. Podemos aprender a lidiar con la ira de maneras que beneficien nuestras relaciones en vez de que las perjudiquen.
Si no sentimos hoy nuestros sentimientos de enojo, necesitaremos enfrentarlos mañana.
Hoy me dejaré sentir mi enojo. Expresaré mi ira adecuadamente, sin sentimientos de culpa. Luego, habré terminado con ella.

 

 VIDEO
https://youtu.be/8qru6YRf2f4

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 15

Beneficios de la recuperación

Hay dos tipos de beneficios de la recuperación; ganancias a corto y a largo plazo.
Las ganancias a corto plazo son las cosas que podemos hacer hoy que nos ayudan a sentirnos bien inmediatamente.
Podemos levantarnos por la mañana, leer unos cuantos minutos nuestro libro de meditaciones y sentir que nos levanta el ánimo. Podemos trabajar un Paso y percatarnos de inmediato del cambio que experimentamos en cuanto a cómo nos sentimos y funcionamos. Podemos asistir a una reunión y sentirnos refrescados, hablar con un amigo y sentirnos consolados o practicar una nueva conducta de recuperación, tal como lidiar con nuestros sentimientos o hacer algo bueno por nosotros mismos y sentirnos aliviados.
Sin embargo, hay otros beneficios de la recuperación que no vemos inmediatamente de un día para otro o incluso en varios meses. Esas son las ganancias a largo plazo, el proceso más grande que hacemos en nuestra vida.
Con el paso de los años podemos ver magníficas recompensas. Podremos ver cómo hemos crecido en la fe hasta que tengamos una relación personal cotidiana con un Poder Superior que es tan real para nosotros como la relación con el mejor amigo o amiga.
Podemos ver cómo nos hacemos más bellos a medida que nos deshacemos de la vergüenza, de la culpa, de los resentimientos, del odio a nosotros mismos y de otras características negativas de nuestro pasado.
Podemos ver cómo se mejora la calidad de nuestras relaciones con la familia, los amigos y los cónyuges. Descubrimos que nuestra capacidad para la intimidad y la cercanía, para dar y recibir, va creciendo constante y gradualmente.
Podemos vernos crecer en nuestras carreras, en nuestra capacidad para ser gente creativa, poderosa, productiva, usando nuestros dones y talentos de una manera que nos hace sentir bien y benefician a los demás.
Descubrimos la alegría y la belleza en nosotros mismos, en los demás y en la vida.
El progreso a largo plazo es constante, pero a veces lento, dándose en incrementos y a menudo con muchos pasos para adelante y para atrás. La practica constante de conducta de recuperación y de apilar ganancias a corto plazo conduce a recompensas a largo plazo.
Hoy estaré agradecido por las recompensas inmediatas y a largo plazo de la recuperación. Si soy nuevo en la recuperación, tendré fe en que puedo lograr beneficios a largo plazo. Si ya llevo un tiempo en recuperación, haré una pausa para reflexionar y sentir gratitud por mi progreso general.

 

 VIDEO
https://youtu.be/gBkersB1_Cw

 

LECCIÒN NOVIEMBRE 16

La trampa de la víctima

La creencia de que la vida tiene que ser dura y difícil es la creencia de un mártir.
Nosotros podemos cambiar nuestras creencias negativas acerca de la vida y acerca de que podemos tener la fuerza para detener nuestro dolor y cuidar de nosotros mismos.
No somos impotentes. Podemos resolver nuestros problemas. Tenemos poder, no para cambiar o controlar a los demás, sino para solucionar los problemas que nos toca resolver.
Utilizar cada problema que nos viene para “probar” que la vida es dura y que somos impotentes, esto es codependencia. Es la trampa de la víctima.
La vida no tiene que ser difícil. De hecho, puede ser suave. La vida es buena. No tenemos que “horrorizarla” ni horrorizarnos nosotros mismos. No tenemos que vivir en el sótano.
Tenemos poder, más poder del que sabemos, incluso en los tiempos difíciles. Y las épocas difíciles no prueban que la vida es mala; son parte de los altibajos de la vida; a menudo se resuelven para bien.
Podemos cambiar nuestra actitud; podemos cambiar nosotros mismos; a veces podemos cambiar nuestras circunstancias.
La vida es desafiante. Algunas veces hay más dolor del que pensábamos; otras, más alegría de la que imaginábamos.
Todo es parte del paquete, y el paquete es bueno.
No somos victimas de la vida. Podemos aprender a dejar de ser víctimas de la vida. Al dejar ir nuestra creencia de que la vida tienen que ser dura y difícil, hacemos nuestra vida más fácil.
Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi creencia de que la vida es tan difícil, tan espantosa o tan difícil. Ayúdame a reemplazar esa creencia con un punto de vista más sano, más realista.


LECCIÒN NOVIEMBRE 17

 Pena y acción

Confía en Dios y haz algo.
Mary Lyon
Es importante que nos permitamos experimentar la pena como un pasaje entre el ayer y el mañana. Pero no tenemos por qué dejarnos controlar indebidamente por nuestra pena o nuestro dolor.
Hay épocas en las que hemos experimentado pena, en que nos hemos sometido a la pesadez, al cansancio y a lo fastidioso de una circunstancia por un tiempo suficiente. Ya es tiempo de romper con eso. Ya es tiempo de emprender una acción.
Nosotros sabremos cuando sea tiempo de romper con la rutina de experimentar la pena. Habrá señales dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Nos cansaremos de la pesadez. Se nos ocurrirá una idea; se nos presentará una oportunidad. Podremos pensar: no. Es demasiado esfuerzo... Hazlo de todos modos. Prueba algo. Busca algo. Estírate.
Haz algo desusado, algo diferente, algo especial.
Una nueva actividad puede ayudar a disparar el proceso de transformación. ¡Quédate despierto dos horas más de lo acostumbrado!
Haz una cita para hacer algo por ti mismo que sea diferente a lo que normalmente haces. Visita a alguien que no hayas visto desde hace años. Haz algo que aliente y ayude a la nueva energía a que venga hacia ti.
Podemos no sentir ganas de romper con la pena. Podrá parecernos más seguro, más fácil, permanecer en nuestro capullo. Empieza a tratar de romperlo de todas maneras.
Prueba las paredes de tu capullo. Empújalas. Empújalas un poco más.
Puede ser tiempo ya de salir.
Hoy confiaré en Dios y en mi proceso, pero también tomaré acción para ayudarme a sentirme mejor.

 VIDEO
https://youtu.be/bNXylM6jRqM

 

 LECCIÒN NOVIEMBRE 18

Permitamos que nos consientan

Deja que te consientan y te amen. Deja que la gente te apoye. Deja que te abracen cuando eso te haría sentir bien. Deja que alguien te escuche, te apoye y te aliente cuando lo necesites. Recibe el consuelo de la presencia física de alguien cuando lo necesites. Deja que se te apoye emocionalmente y que se te cuide.
Durante demasiado tiempo hemos estado en el fondo, atendiendo las necesidades de los demás y afirmando que no tenemos necesidades propias. Hemos cerrado, durante demasiado tiempo, la parte nuestra que anhela que la consientan.
Es tiempo, ahora, de afirmar esas necesidades, de identificarlas y de comprender que merecemos que se satisfagan.
¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Qué nos haría sentir bien? ¿De qué maneras nos gustaría que los demás nos consintieran y nos apoyaran? Entre más claros podamos ser acerca de nuestras necesidades, mayor la posibilidad de que se satisfagan.
Abrazos. Un oído que escucha. Apoyo. Aliento. La presencia emocional y física de gente que se interesa por nosotros. ¿No suena bien eso?
¿No suena tentador?
Una vez alguien me dijo: “Los ochenta han sido una década de “yo”.
Ahora, tal vez los noventa puedan ser una década de “tu”.”
Mi respuesta fue inmediata. “Que los noventa sean una década de “tú” y “yo”.”
No importa cuánto tiempo llevemos en recuperación, nunca sobrepasaremos nuestra necesidad de que nos consientan y nos amen.
Hoy estaré abierto a reconocer mi necesidad de que me consientan.
También estaré abierto a las necesidades de los que me rodean. Puedo empezar a adoptar una actitud de consentimiento, de amor hacía mí mismo y a asumir la responsabilidad de mis necesidades en las relaciones.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 19

Aceptemos nuestros sentimientos

¿Por qué batallamos tanto con nuestros sentimientos? ¿Por qué trabajamos tan duro por negar nuestras emociones, especialmente en relación con otras personas? ¡Son sólo sentimientos!
En el curso de un día podemos negar que nos sentimos frustrados en reacción a alguien que nos está vendiendo un servicio.
Podemos negar que nos sentimos frustrados, enojados o heridos en reacción a un amigo.
Podemos negar sentimientos de miedo o de enojo hacia nuestros hijos.
Podemos negar toda una gama de sentimientos acerca de nuestro cónyuge o de la persona con quien tenemos una relación amorosa.
Podemos negar sentimientos provocados por la gente para la cual trabajamos o por la gente que trabaja para nosotros.
Algunas veces, los sentimientos son una reacción directa hacia los demás; otras, la gente dispara en nuestro interior algo más profundo, una vieja tristeza o frustración.
Haciendo caso omiso del origen de nuestros sentimientos, siguen siendo nuestros sentimientos. Son nuestros. Y la aceptación a menudo es lo único que se necesita para hacer que se vayan.
No tenemos por qué dejar que nuestros sentimientos controlen nuestra conducta. No tenemos por qué actuar de acuerdo con cada sentimiento que experimentemos. No necesitamos dar rienda suelta a una conducta inadecuada.
Ayuda hablar acerca de nuestros sentimientos con alguien en quien confiemos. A veces necesitamos exponerle nuestros sentimientos a la persona que los está provocando. Esto puede fomentar la intimidad y la cercanía. Pero la persona más importante a la que necesitemos decírselos es a nosotros mismos. Si nos permitimos experimentar nuestros sentimientos, aceptarlos y liberarlos, sabremos qué hacer a continuación.
Hoy recordaré que los sentimientos son una parte importante de mi vida.. Estaré abierto a mis sentimientos en mi vida familiar, en mis amistades, en el amor y en el trabajo. Experimentaré mis sentimientos sin juzgarme a mí mismo.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 20

Deseos y necesidades

A muchos de nosotros nos han lavado el cerebro para pensar que no podemos tener lo que queremos en la vida. Esa es la creencia del mártir. Nace de la privación y del miedo.
Identificar lo que queremos y necesitamos, y escribirlo luego, pone en movimiento una poderosa cadena de eventos. Indica que estamos asumiendo la responsabilidad de nosotros mismos, que le estamos dando permiso a Dios y al universo para proveer nuestros deseos y necesidades.
La creencia de que merecemos tener un cambio en el carácter, en una relación, una nueva dimensión en una relación que ya existe, una posesión, cierto nivel de salud, de vida, de amor o de éxito, es una fuerza poderosa para que suceda eso que deseamos.
Frecuentemente, cuando nos damos cuenta de que queremos algo, ¡ese sentimiento es Dios que nos está preparando para recibirlo!
Escucha. Confía. Dale poder a lo bueno en tu vida prestando atención a lo que quieres y necesitas. Escríbelo. Afírmalo mentalmente. Reza por ello. Luego, déjalo ir. Dáselo a Dios y ve qué sucede.
Los resultados pueden ser mejores de lo que pensabas.
Hoy prestaré atención a lo que quiero y necesito. Me daré tiempo para escribirlo, y luego lo dejaré ir. Empezaré a creer que merezco lo mejor.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 21

Miedos financieros

Me senté en el coche, viendo el letrero en la puerta de la oficina de víveres: “Cerrado hasta el viernes”. Era miércoles. Tenía dos hijos hambrientos y, yo misma, no tenía dinero.
Apoyé la cabeza sobre el volante. Ya no aguantaba más.
Había sido tan fuerte, tan valiente, tan confiada durante tanto tiempo. Era una madre soltera con dos hijos, recién divorciada.
Había trabajado tan valerosamente por sentirme agradecida de lo que tenía, al tiempo que fijaba metas económicas y trabajaba en creer que merecía lo mejor.
Había soportado tanta pobreza, tanta privación. Diariamente trabajaba el Paso Once. Trabajaba duro rezando para que Dios me diera a conocer Su voluntad sólo para mí y para que me diera la fuerza para cumplirla. Creía que estaba haciendo lo que necesitaba hacer en mi vida. No estaba payaseando. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo, estaba trabajando lo más que podía.
Y simplemente no había suficiente dinero. La vida había sido una lucha en muchos sentidos, pero la lucha con el dinero parecía no tener fin.
El dinero no lo es todo, pero se necesita para resolver ciertos problemas. Estaba harta de “dejar ir” y “dejar ir” y “dejar ir”.
Estaba harta de “actuar como si” tuviera suficiente dinero. Estaba cansada de tener que trabajar tan arduamente a diario por dejar ir el dolor y el miedo de no tener lo suficiente. Estaba cansada de trabajar tan duro por ser feliz sin tener lo suficiente. De hecho, la mayor parte del tiempo estaba feliz. Había encontrado mi alma en la pobreza. Pero ahora que ya tenía a mi alma y a mi ser, quería también algo de dinero.
Mientras estaba en el coche tratando de recomponerme, escuché a Dios hablar con esa silenciosa, calmada voz que murmura suavemente a nuestras almas.
“No tienes que volver a preocuparte por dinero, criatura. No a menos que así lo quieras. Te dije que yo cuidaría de ti. Y lo haré.”
Magnífico, pensé. Muchísimas gracias. Te creo. Confío en Ti. Pero mírame. No tengo dinero. No tengo comida. Y la oficina de víveres (la oficina gubernamental encargada de proveer de comida a la gente sin empleo en Estados Unidos) está cerrada. Me has fallado.
De nuevo escuché Su voz en mi alma: “No tienes que volver a preocuparte por dinero. No tienes por qué tener miedo. Te prometí que cubriría todas tus necesidades”.
Me fui a casa, le llamé a una amiga y le pedí algo de dinero prestado. Detestaba pedir prestado, pero no tenía alternativa. Mi derrumbamiento en el coche había sido un alivio, pero no resolvió nada, ese día. No había ningún cheque en el buzón.
Pero conseguí comida para ese día. Y para el día siguiente. Y el siguiente. A los seis meses, mis ingresos se habían duplicado. A los nueve meses se habían triplicado. Desde ese día, he tenido épocas difíciles, pero nunca he tenido que pasar sin nada, no más que por un momento.
Ahora tengo suficiente. A veces aún me preocupo por el dinero porque me parece tan habitual. Pero ahora no tengo por qué hacerlo, y sé que nunca tuve que hacerlo.
Dios mío, ayúdame a trabajar duro por lo que creo que está bien para mí en mi vida hoy, y confiaré en Ti para el resto. Ayúdame a dejar ir mis miedos acerca del dinero. Ayúdame a darte a Ti esa parte, Dios mío. Quita los obstáculos y las barreras en mi vida para el éxito económico.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 22

La magia de la gratitud y la aceptación

La gratitud y la aceptación son dos trucos mágicos de los que disponemos los que estamos en recuperación. No importa quiénes seamos, dónde estemos o qué tengamos, la gratitud y la aceptación funcionan.
Eventualmente podemos sentirnos tan felices que nos demos cuenta de que nuestras circunstancias actuales son buenas. O que dominemos nuestras circunstancias y luego sigamos con la siguiente serie de circunstancias.
Si nos quedamos atascados, o nos sentimos desgraciados, atrapados y desesperanzados, probemos la gratitud y la aceptación.
Si hemos tratado sin éxito de alterar nuestras circunstancias actuales y nos hemos empezado a sentir como si nos estuviéramos pegando la cabeza contra una pared de ladrillo, probemos la gratitud y la aceptación.
Si sentimos que todo está oscuro y que la noche nunca terminará, probemos la gratitud y la aceptación.
Cuando falle todo lo demás, regresa a lo básico.
La gratitud y la aceptación funcionan.
Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi resistencia. Ayúdame a saber que el dolor de una circunstancia dejará de dolerme tanto si la acepto. Practicaré lo básico de la gratitud y de la aceptación en mi vida y en todas mis circunstancias actuales.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 23


Sexualidad sana

Muchas áreas de nuestra vida necesitan curación. Una parte importante de nuestra vida es nuestra sexualidad. Nuestros sentimientos y creencias acerca de nuestra sexualidad, nuestra capacidad para fomentar, para apreciar y para disfrutar nuestra sexualidad, nuestra capacidad para respetarnos a nosotros mismos sexualmente, nuestra capacidad para dejar ir la vergüenza y la confusión en cuanto al sexo, todo ello puede estar deteriorado o confuso por nuestra codependencia.
Nuestra energía sexual puede estar bloqueada. O, para algunos de nosotros, el sexo puede ser la única forma como aprendimos a conectarnos con la gente. Nuestra sexualidad puede no estar conectada al resto de nosotros; el sexo puede no estar conectado al amor, por nosotros mismos o por los demás.
Algunos de nosotros sufrimos abuso sexual cuando niños o pudimos habernos involucrado en conductas sexualmente adictivas, conductas sexuales compulsivas que se salieron fuera de control y produjeron vergüenza.
Algunos de nosotros pudimos habernos involucrado en la codependencia sexual: no prestándole atención a lo que queríamos, o no queríamos, sexualmente; permitiéndonos involucrarnos sexualmente porque eso era lo que la otra persona quería; cerrando nuestra sexualidad junto con nuestros demás sentimientos; negándonos a nosotros mismos disfrutar sanamente como seres sexuales.
Nuestra sexualidad es una parte de nosotros mismos que merece atención y energía curativas. Es una parte de nosotros que podemos permitir que se conecte a nuestro ser completo; es una parte de nosotros de la que podemos dejar de sentirnos avergonzados.
Está bien y es sano permitir que se abra nuestra energía sexual y que se cure. Está conectada a nuestra creatividad y a nuestro corazón. No tenemos por qué permitir que nuestra energía sexual nos controle a nosotros o a nuestras relaciones. Podemos establecer y mantener límites sanos, adecuados, acerca de nuestra sexualidad.
Podemos descubrir qué significa esto en nuestra vida.
Podemos disfrutar el regalo de ser seres humanos a quien se le ha dado el don de la energía sexual, sin abusar de ese don ni menospreciarlo.
Hoy empezaré a integrar mi sexualidad al resto de mi personalidad. Dios mío, ayúdame a dejar ir mis miedos y mi vergüenza acerca de mi sexualidad. Enséñame las cuestiones que necesito encontrar acerca de mi sexualidad. Ayúdame a abrirme a la curación en esa área de mi vida.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 24

Sometimiento

Sometimiento significa decir: “Está bien, Dios. Haré lo que Tú quieras”.
La fe en el Dios de nuestra recuperación significa que confiemos en que, eventualmente, nos gustará hacer eso.
Hoy me someteré a mi Poder Superior. Confiaré en que el plan de Dios para mí será bueno, aunque sea diferente del que yo esperaba o del que tenía esperanzas.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 25

Toma de conciencia

Cuando acabamos de hacernos conscientes de un problema, de una situación o de un sentimiento, podemos reaccionar con ansiedad o con miedo. No hay necesidad de temer a la conciencia. No hay necesidad.
La toma de conciencia es el primer paso hacia el cambio positivo y el crecimiento interior. Es el primer paso hacia la solución del problema, o de la satisfacción de la necesidad, el primer paso hacia el futuro. Así es como nos concentramos en la siguiente lección.
La toma de conciencia es la forma como la vida, el universo y nuestro Poder Superior captan nuestra atención y nos preparan para el cambio. El proceso de ser cambiados empieza con la toma de conciencia. La toma de conciencia, la aceptación y el cambio, ése es el ciclo. Podemos aceptar la incomodidad temporal de la toma de conciencia porque podemos confiar en Dios y en nosotros mismos.
Hoy estaré agradecido por cualquier toma de conciencia que me venga.
Desplegaré gratitud, paz y dignidad cuando la vida capte mi atención. Recordaré que está bien aceptar la incomodidad temporal de la toma de conciencia porque puedo confiar en que ésta es mi Poder Superior que me está llevado hacia delante.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 26

Dejemos ir la autocrítica

¡Miren qué lejos hemos llegado!
Está bien concentrarnos en la tarea que sigue, en lo que falta por
hacer. También es importante detenernos y sentirnos complacidos por
lo que ya hemos terminado.
Si, puede parecer que el cambio ha sido lento. A veces, el tiempo es
agotador. Sí, hemos dado pasos hacia atrás. Pero estamos justo donde
se supone que debemos estar. Estamos justo donde necesitamos
estar.
Y hemos llegado hasta aquí de lejos.
A veces a brincos, a veces con pasos diminutos, a veces pataleando y
gritando todo el tiempo, a veces con las mangas remangadas y con los
nudillos en blanco, hemos aprendido. Hemos crecido. Hemos cambiado.
Miren qué lejos hemos llegado.
Hoy apreciaré mi progreso. Me permitiré sentirme bien acerca de lo
que he logrado.

 


LECCIÒN NOVIEMBRE 27

Podemos confiar en nosotros mismos

Para muchos de nosotros, la cuestión no es si podemos o no confiar de nuevo en otra persona; es si podemos o no volver a confiar en nuestro propio juicio.
“El último error que cometí casi me cuesta mi cordura”, dijo una mujer en recuperación que se casó con un adicto sexual. “No me puedo dar el lujo de cometer otro error como ése.”
Muchos de nosotros hemos confiado en gente que siguió engañándonos, abusando de nosotros, manipulándonos o explotándonos de alguna otra manera porque confiamos en ella. Podemos haber encontrado a esa gente encantadora, amable, decente. Puede haber habido una vocecita que dijera, “No, algo está mal”. O podemos habernos sentido a gusto confiando en esa persona, y en estado de shock cuando descubrimos que nuestros instintos estaban equivocados.
El asunto entonces puede reverberar en nuestra vida durante años.
Nuestra confianza en los demás puede haberse sacudido, pero nuestra confianza en nosotros mismos puede haberse destrozado aún más.
¿Cómo algo puede sentirse tan correcto, fluir tan bien y ser un error tan total? Podemos preguntarnos, ¿cómo podré volver a confiar en mi proceso de selección cuando me demostró ser tan defectuoso?.
Podemos no tener nunca la respuesta. Yo creo que necesité cometer ciertos “errores” para aprender lecciones de crítica importancia que no estoy segura que hubiera aprendido de alguna otra manera. No podemos dejar que nuestro pasado interfiera con nuestra capacidad para confiar en nosotros mismos. No podemos darnos el lujo de funcionar con miedo.
Si siempre estamos tomando la decisión equivocada en los negocios o en el amor, puede ser que necesitemos aprender por qué insistimos en derrotarnos a nosotros mismos.
Pero la mayoría de nosotros mejora. Aprendemos. Crecemos a partir de nuestros errores. Lentamente, por incrementos, mejoran nuestras relaciones. Mejoran nuestras alternativas de trabajo. Mejoran nuestras decisiones acerca de cómo manejar situaciones con los amigos o con los hijos. Nos beneficiamos de nuestros errores. Nos beneficiamos de nuestro pasado. Y si hemos cometido errores, tuvimos necesidad de cometerlos para aprender en el camino.
Hoy dejaré ir mis miedos acerca de confiar en mí mismo porque he cometido errores en el pasado. Comprendo que estos miedos sólo sirven para deteriorar mi buen juicio hoy. Le daré validez a mi pasado, e incluso a mis errores, aceptándolos y sintiendo gratitud por todo ello. Me esforzaré en ver lo que he ganado de mis errores.
Trataré también de ver mis buenas decisiones. Tendré puesta la mirada vigilante sobre el progreso general en mi vida.


LECCIÒN NOVIEMBRE 28

De vuelta a los pasos

Regresa a los Pasos. Vuelve a un Paso.
Cuando no sepamos qué hacer a continuación, cuando nos sintamos confundidos, inquietos, perturbados, en las últimas, abrumados, completamente involuntariosos, llenos de rabia o de desesperación, volvamos a los Pasos.
No importa qué situación estemos enfrentando, trabajar un Paso nos ayudará. Concéntrate en uno, confía en tus instintos y trabájalo.
¿Qué significa trabajar un Paso? Piensa en ello. Medita sobre ello.
En vez de concentrarte en la confusión, en los problemas o en las situación que provoca tu desesperación o tu rabia, concéntrate en el Paso.
Piensa en cómo se podría aplicar ese Paso. Cíñete a él. Aférrate a él con tantas ganas como nos aferramos a nuestra confusión o al problema.
Los Pasos son una solución. Funcionan. Podemos confiar en que funcionan.
Podemos confiar en el lugar a donde los Pasos nos conducirán.
Cuando no sepamos qué paso dar después, tomemos uno de los Doce.
Hoy me concentraré en usar los Doce Pasos para resolver problemas y para mantenerme en equilibrio y en armonía. Trabajaré un paso al máximo de mi capacidad. Aprenderé a confiar en los Pasos y me apoyaré en ellos en vez de en mis conductas protectoras, codependientes.


LECCIÒN NOVIEMBRE 29

Paso doce

El Paso Doce dice que habiendo obtenido un despertar espiritual, tratemos de llevar este mensaje a los demás. Nuestro mensaje es de esperanza, de amor, de consuelo, de salud, un modo de vida mejor, que funciona.
¿Cómo lo llevamos? No rescatando. No controlando. No obsesionándonos. No volviéndonos evangelistas de la causa de la recuperación. Llevamos este mensaje de maneras pequeñas, sutiles pero poderosas. Hacemos nuestro propio trabajo de recuperación y nos convertimos en una demostración viviente de esperanza, de amor a sí mismo, de consuelo y de salud. Estas calladas conductas pueden ser un poderoso mensaje.
Invitar, no ordenar ni exigir a alguien a que acuda a una reunión es una manera poderosa de llevar el mensaje.
Asistir a nuestras reuniones y compartir con los demás cómo nos funciona a nosotros la recuperación es una forma poderosa de llevar el mensaje. Con frecuencia, nos descubrimos a nosotros mismos llevando el mensaje en forma más efectiva que cuando nos disponemos a reformar, a convencer o a obligar a alguien a que entre en recuperación.
Cuidar como nanas a los demás y controlar no son formas de llevar el mensaje. Lo único que acarrean esas conductas es codependencia.
Y empero, la forma más poderosa de ayuda a los demás consiste en ayudarnos a nosotros mismos. Cuando hacemos nuestro propio trabajo y somos honestos y abiertos acerca de ello impactamos más a los demás que con nuestro gesto “ayudador”, más bien intencionado. No podemos cambiar a los demás, pero cuando nos cambiamos nosotros mismos, podemos
terminar cambiando al mundo.
Hoy me esforzaré en llevar el mensaje de maneras que funcionen.
Dejaré ir mi necesidad de “ayudar” a la gente. En vez de ello, me concentraré en ayudarme y cambiarme a mí mismo. Si me viene una oportunidad para compartir mi recuperación con alguien, lo haré tranquilamente. Dios mío, ayúdame a demostrarle a los demás consuelo, fuerza y esperanza. Podré ser un canal para ayudar a los demás cuando esté listo. Esto no tengo que forzarlo; ocurrirá de manera natural.


LECCIÒN NOVIEMBRE 30

Desapego

Un día, mi hijo trajo a casa a vivir con nosotros a un hámster. Lo pusimos en una jaula. Poco tiempo después, el hámster escapó.
Durante los siguientes seis meses, el animal corría asustado y salvaje por toda la casa. Y lo mismo nosotros para atraparlo.
“Ahí está. ¡Agárralo!”, gritábamos cada vez que alguien veía al hámster. Mi hijo o yo dejábamos lo que estuviéramos haciendo, corríamos por toda la casa y nos lanzábamos sobre el animal con la esperanza de atraparlo.
Me preocupaba por él, aunque no lo viéramos. “Esto no esta bien”, pensaba. “No puedo tener a un hámster corriendo suelto por la casa.
Tenemos que atraparlo. Tenemos que hacer algo”.
Un pequeño animal del tamaño de un ratón tenía en agitación toda la casa.
Un día, mientras estaba sentada en la sala, vi al animal correr por el pasillo. En estado de frenesí, empecé a abalanzarme sobre él, como generalmente lo hacía, y luego me detuve.
No, me dije. Estoy harta. Si ese animal quiere vivir en los rincones y escondrijos de esta casa, voy a dejar que lo haga. Estoy harta de preocuparme por él .Estoy harta de perseguirlo. Esta es una circunstancia irregular, pero así es justamente como va a tener que ser.
Dejé que el hámster corriera sin que yo reaccionara. Me sentía un poquito incómoda con mi nueva reacción -no reaccionar-, pero me ceñí a ella de todas maneras.
Me sentí más a gusto con mi nueva reacción, no reaccionar. Al poco tiempo, estaba perfectamente en paz con la situación. Había dejado de pelear con el hámster. Una tarde, unas cuantas semanas después de que empecé a practicar mi nueva actitud, el hámster corrió cerca de mí, como lo había hecho tantas veces y apenas lo mire. El animal se paró en seco, volteó y me miró. Empecé a abalanzarme sobre él. Él empezó a correr. Me relajé.
“Muy bien”, dije. “Haz lo que quieras”. Y lo decía en serio.
Una hora después, el hámster vino, se paró junto a mí y esperó.
Gentilmente lo levanté y lo coloqué en su jaula, donde ha vivido feliz desde entonces. ¿La moraleja de la historia? No te balances sobre el hámster. El ya está asustado, y tratar de atraparlo lo único que logra es asustarlo más y a nosotros nos vuelve locos.
El desapego funciona.
Hoy me sentiré a gusto con mi nueva reacción de no reaccionar. Me sentiré en paz.